Conforme se va avanzando en la sociedad y en las nuevas tecnologÃas es normal que vayan apareciendo novedosos procesos, sistemas que simplifican (o hacen más complicados) los trámites a las personas.
En el caso de un trabajador autónomo que ha estado toda su vida haciendo facturas a mano el cambio que supuso tener que hacerlas a ordenador ya era algo más que importante, más aún si, como ocurre, muchos no saben escribir apenas.
Hace algún tiempo se puso de moda la factura electrónica. Seguro que muchos han oÃdo hablar de ella porque en los recibos de la luz, el agua, la comunidad, etc. nos han comentado la posibilidad de tenerla en nuestro ordenador de forma inmediata.
¿Quién nos dice que esto no se va a imponer? Si hace unos años se impuso la presentación a ordenador de la mayorÃa de las facturas (aunque aún se aceptan a mano), es posible que poco a poco las facturas en papel tal y como las vemos hoy en dÃa desaparezcan y todo se lleve a cabo a través del ordenador.
Esto, a grandes rasgos, es bueno para el planeta porque habrÃa que talar menos árboles, pero quizás dependerÃamos aún más de los ordenadores y eso, a la larga, puede hacer que acabemos con las relaciones humanas.
Lo que sà es seguro es que, para una persona que acostumbra a recibir todos los meses una carta con la factura, aunque sea para pagar, si ya no la recibe más puede que la eche de menos.
Y si trasladamos esto mismo a las pymes, la utilización de la factura electrónica puede venir bien porque sabes que llega inmediatamente la misma a su destino pero… ¿Y los virus? ¿Y si se pierde? ¿Y si roban los datos?
Es algo con lo que tenemos que vivir aún hoy en dÃa asà que suponemos que, si llegamos a utilizar internet para cosas más «privadas» la seguridad también será mayor (aún a pesar del anonimato que tiene la red).